¿Qué es el pié geriátrico?
Durante toda nuestra vida los pies están sometidos a constantes estímulos de presión por el peso del cuerpo, provocando alteraciones vasculares y articulares, esto se traduce con el paso del tiempo en la aparición de callosidades y deformidades de los dedos. Así mismo los efectos de posibles enfermedades congénitas, el envejecimiento, y el estrés provocado por las ocupaciones a lo largo de la vida contribuyen a la aparición de alteraciones tanto dermatológicas como estructurales del pie. Sin olvidar la actual incompatibilidad del pie con el calzado moderno, sobre todo en el caso de la mujer aumentando incluso a edades tempranas la aparición de patologías en el pie.
Es fundamental comprender que la patología del pie geriátrico en su globalidad es muy amplia, y en la mayoría de las ocasiones el pie sufre más de una alteración. En este artículo revisaremos el abordaje y la profilaxis del pie geriátrico desde un enfoque fisioterapeútico, a pesar de que para una valoración completa se necesite un abordaje multidisciplinar. A continuación citamos las alteraciones de mayor aparición de interés fisioterapeútico:
Alteraciones asociadas al envejecimiento: Como se ha explicado antes, el paso del tiempo genera un apoyo más acusado en las zonas del metatarso (Almohadilla de los dedos) y el calcáneo (talón), generando callosidades. Una pérdida de movilidad y elasticidad articular en el pie, y una atrofia muscular, más acusada en los músculos que forman la bóveda plantar: Peroneo, tibial posterior y musculatura intrínseca de los dedos del pie, provocando una deformidad en el arco plantar que veremos a continuación.
Alteraciones morfológicas del pie y arco plantar:
* Pie plano: Perdida del arco plantar, por hundimiento de la bóveda plantar, asociado a diferentes causas: atrofia de la musculatura que mantiene la bóveda, modificaciones morfológicas en el apoyo del talón, alterando la distribución de las cargas en el pie, y por consiguiente alterando la marcha del sujeto.
* Pie cavo: Aumento del arco plantar, excesiva bóveda plantar y aumento del empeine, de forma secundaria causa un hiperapoyo e hiperqueratosis(durezas) en la zona del talón y almohadilla de los dedos, además de favorecer la aparición de dedos en garra. Aparece una modificación morfológica en el talón contraria al pie plano, alterando la marcha de manera distinta.
* Pie valgo: Desviación lateral del pie con respecto a la tibia, induce de forma asociada un hundimiento en la bóveda plantar parecido al del pie plano, generando un hiperapoyo al comienzo del primer dedo que favorece la aparición del Hallux valgus (Juanete). Puede aparecer por una debilidad de los ligamentos plantares que son incapaces de mantener la posición del pie, al igual que por una insuficiencia muscular. A la izquierda podemos observar como seria la alineación de un pie valgo derecho.
* Pie varo: Desviación interna del pie con respecto a la tibia, Hiperapoyo de la zona externa del pie provocando hiperqueratosis en su borde externo, induce a un aumento del arco plantar parecido al del pie cavo. En ocasiones su aparición es debida a una mala alineación de las articulaciones de la cadera y rodilla. A la izquierda podemos observar como seria la alineación de un pie varo derecho.
Todas estas alteraciones son de un gran interés fisioterapeútico, incluiremos técnicas de tratamiento y prevención para evitar y paliar los efectos que estas alteraciones provocan sobre la marcha en nuestros ancianos.
Alteraciones de los dedos:
Hallux valgus, o más conocido como “juanete”: desviación del primer dedo hacia fuera, modifica la orientación del resto de dedos a medida que se agrava el proceso. El calzado estrecho cobra un importante papel en la aparición de esta alteración.
Dedo en martillo: causado de forma secundaria por otras alteraciones de mayor importancia, como el Hallux valgus o el pie cavo.
Alteraciones dérmicas y de las uñas de los pies:
Hiperqueratosis, que pueden estar representadas mediante la aparición de: heloma o callo pequeño; durezas, predominante en el talón o almohadilla de los dedos; Ojos de gallo, callosidades localizadas entre los dedos.
Alteraciones de las uñas: Uñas encarnadas, uñas con un crecimiento desmesurado, u onicomicosis. Estas alteraciones son de menor interés fisioterapeútico.
Las alteraciones descritas suelen ser acumulativas sobre el pie del anciano, creando dolor, perdida de movilidad y una discapacidad funcional que acaba afectando a su calidad de vida y su capacidad para andar.
TRATAMIENTO DEL PIE GERIÁTRICO
Antes de comenzar con el tratamiento hay que destacar la importancia de la prevención, ya que una vez instaurada la patología se hace muy difícil su tratamiento.
Destacamos las siguientes indicaciones:
Una vez instaurada la patología del pie geriátrico debemos incluir un tratamiento fisioterapeútico completo, con el fin de detener la degeneración articular y atrofia muscular que el pie padece. Al tratarse de él último eslabón de la pierna, cualquier problema en el pie provocará de forma asociada una alteración de la marcha, de la postura e incluso de la respiración. Por lo tanto el tratamiento no debe reducirse únicamente al pie sino a contribuir una mejora postural general. Los objetivos del tratamiento serán: Mejora de la musculatura intrínseca del pie, mejora de movimiento articular del pie, restablecimiento postural.
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